La Resurrección y el Juicio final


102.- EL CIELO Y EL INFIERNO NO SE ACABARÁN PORQUE SON ETERNOS
102,1. Ni en el cielo es posible pecar, ni en el infierno es posible el arrepentimiento . Por eso son eternos.

103.- LLEGARÁ UN DÍA EN QUE EL MUNDO SE ACABE
103,1. Jesucristo habló del fin del mundo repetidas veces en su vida .
Lo que no sabemos es cuándo será ese día. Dijo Jesucristo que nadie sabe el día en que será el fin del mundo .

104.- ENTONCES VENDRÁ LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS Y EL JUICIO FINAL DE TODOS LOS HOMBRES. DIOS DARÁ VIDA A NUESTROS CUERPOS MORTALES


104,1. La resurrección de los muertos es dogma de fe . Está definido en el Concilio IV de Letrán (1009).

Entonces todos seremos presentados «ante el tribunal de Cristo para recibir el premio o el castigo de lo que hayamos hecho en esta vida» (1010).

«Los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; y los que hayan hecho el mal, a una resurrección de condenación» (1011). «Los de la izquierda irán al tormento eterno, mas los justos a la vida eterna» (1012).


Cristo es la Cabeza del Cuerpo Místico. La resurrección de la Cabeza, que es Cristo, es prenda de la resurrección de todo el Cuerpo, que somos nosotros.

Cuando llegue el fin del mundo, todos los muertos resucitarán con el mismo cuerpo que tienen ahora , para no volver a morir. Los justos tendrán su cuerpo glorioso, perfecto, y sin los defectos que ahora tenemos . Esto es un milagro. Aunque es difícil de comprender , sabemos que sucederá así, porque es dogma de fe.

«Sería temerario decir que es imposible que Dios conceda al cuerpo resucitado propiedades que ya se encuentran en los elementos que constituyen la materia en nuestros laboratorios. Nadie tiene derecho a negar a Dios esa posibilidad. Dios lo único que no puede hacer es lo absurdo o contradictorio. Esto no es absurdo ni contradictorio; esto tiene base en la ciencia de hoy» (1013).


Según opinión de gran número de teólogos y de Santos Padres, resucitaremos en la plenitud de la vida, con los caracteres de la naturaleza humana en su más pujante, lozano y perfecto desarrollo (1014).

Y sin los defectos que hallamos tenido en esta vida . Pero esto, aunque es opinión teológica muy razonable, no es dogma de fe .

Resucitar con el mismo cuerpo significa recobrar la propia vida en todas sus dimensiones auténticamente humanas: no perder nada de todo aquello que ahora constituye e individualiza a cada hombre .

Resucitaremos con nuestro propio cuerpo , aunque no necesariamente con la misma materia, que ha cambiado repetidas veces a lo largo de toda la vida con el metabolismo. Soy el mismo, pero no lo mismo. Identidad de la persona, no identidad de las moléculas. Soy la misma persona, pero no tengo la misma materia. Resucitaré yo mismo; los átomos que compongan mi cuerpo es lo de menos.


Quizás a muchos la idea de nuestra resurrección se les haga más increíble porque tienen una idea equivocada de ella. Creen que Dios tendría que andar recogiendo los átomos que un día formaron parte de un determinado organismo y están dispersos por todo el mundo para volverlos a juntar y formar de nuevo aquel cuerpo. Pero lo que hace que sea el mismo hombre no es que tenga numéricamente el mismo cuerpo, sino que sea la misma persona. De hecho, a lo largo de la vida, hemos ido renovando todos los átomos de nuestro cuerpo y seguimos siendo la misma persona. La resurrección no es problema de rigurosa identidad corporal, sino de rigurosa identidad personal .

Hoy la Iglesia permite la incineración de los cadáveres , por las dificultades de espacio que hay en los cementerios de las grandes ciudades (1015).

No hay para Dios ningún problema cuando llegue el momento de la resurrección.

El destino de estas cenizas puede ser variado. Mientras la Iglesia o la ley civil no digan otra cosa se puede depositar el cofre con las cenizas en un nicho familiar, o lanzarlas al mar, rajando previamente la bolsa de plástico que las contiene para que se dispersen. Pero siempre tratándolas con todo respeto, según el deseo de la Iglesia.


104,2. Los Testigos de Jehová confunden la resurrección del juicio final con una resurrección a corto plazo. En un libro que publicaron el 1974 titulado ¿Es esta vida todo lo que hay?? dicen en la página 165 que muchas personas que viven hoy no morirán nunca, y que miles de millones de personas que ahora están muertas pronto vivirán de nuevo. Piense en el gozo de poder tener de nuevo la compañía de amigos queridos y parientes amados, oír sus voces familiares y verlos con buena salud (página 175). Engañadas por esta mentira en Quintana de la Serena (Badajoz) me dijeron que una mujer, que tenía a su marido en la tumba, no cerraba la puerta por la noche esperando que él se presentaría de un momento a otro; y en Caravaca de la Cruz (Murcia) me dijeron de otra que después de morir su marido le encargó un traje nuevo para que se lo pusiera cuando volviera del sepulcro. Hay derecho a engañar así a la gente sencilla?

Los Testigos de Jehová hablan de una segunda posibilidad después de la muerte. Pero Jesucristo nunca habló de esta segunda posibilidad, sino que siempre enseñó que la muerte fija definitivamente la suerte eterna de todos los hombres. Por eso las advertencias constantes a estar preparados: «Velad, no sabéis ni el día ni la hora» (1016).


104,3. La resurrección no tiene nada que ver con la reencarnación del hinduismo y del budismo.

La invasión que hemos sufrido en España de predicadores de otras religiones ha ocasionado un tremendo confusionismo en muchas ideas de los católicos. Una de ellas es la reencarnación de los muertos en un animal o en otra persona. Esto es totalmente inaceptable para un católico . Dice la Biblia: «Es destino de los hombres morir una sola vez» (1017).

«El hombre es esencialmente hijo de Dios, lo cual exige el poder conocerle y amarle, y esto no sería posible si se reencarnase en una rana o en un escarabajo. Ni tampoco en otro hombre, pues cada persona es responsable de sus propias obras, y nadie puede cargar con la responsabilidad de las obras de otra persona. Cada uno de nosotros es total y exclusivamente responsable de sus propias obras. La responsabilidad de nuestra persona humana dura lo que dura nuestro uso de razón en esta vida entre el nacimiento y la muerte. Ni estamos nosotros pagando los pecados de otros, ni nadie pagará los pecados de los que sólo nosotros somos responsables» (1018).


105.- EN LO DICHO AQUÍ SE CONTIENE TODO LO QUE HAY QUE SABER PARA SALVARSE

105,1. El que -fiado de la palabra de Dios- cree las verdades que la Iglesia enseña como reveladas por Él, se dice que tiene fe. El católico debe creer todo lo que Dios ha revelado y la Iglesia nos propone par ser creído.

Las verdades de la fe debemos creerlas, porque Dios, que no puede engañarse ni quiere engañarnos, nos las enseña por medio de Nuestra Santa Madre la Iglesia, divinamente asistida por Él. Dios no revela directamente a cada uno las verdades que debemos creer; sino que ha hecho a la Iglesia depositaria de estas verdades y la ha encargado el enseñarlas.

El cristiano sabe que Dios no puede equivocarse porque es la Sabiduría infinita, y que no puede engañarle, porque es la Verdad suma. Por eso tiene fe en Dios. La fe consiste en una sumisión de la mente humana a las verdades o misterios sobrenaturales revelados por Dios.


106.- LA FE ES TAN NECESARIA COMO LAS BUENAS OBRAS
106,1. Quien no cumple los mandamientos no puede salvarse. Dice el Apocalipsis:«Los muertos serán juzgados conforme a sus obras» (1019).

Dijo Cristo : «No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial» (1020). Y «si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos» (1021). «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos» (1022).

San Pablo habla de los que «hacen profesión de conocer a Dios, pero con las obras lo niegan»(1023).
San Pablo insiste en que el creyente será juzgado según sus obras (1024).
«La fe sin obras está muerta» (1025).
Por las obras se ve la fe. «El hombre se justifica por las obras, y no solamente por la fe»(1026).

106,2. Pero para salvarse también se necesita la fe. La fe es la raíz de toda justificación . Para salvarse es necesario el estado de gracia. Y sin la fe no es posible el estado de gracia: «sin la fe no es posible agradar a Dios» (1027).

Por consiguiente sin ella no es posible salvarse .

Tenemos obligación de creer todas las verdades que la Iglesia manda creer . Jesucristo dijo a los Apóstoles cuando los envió a predicar por todo el mundo: «Id e instruid a todas las gentes, enseñándolas a observar todas las cosas que Yo os he mandado» (1028). «El que creyere, se salvará; y el que no creyere, será condenado» (1029).