67,5. Es un pecado grave contra este mandamiento el aborto



Se llama aborto la interrupción del embarazo cuando el feto todavía no puede sobrevivir fuera del seno materno. Puede ser interesante mi vídeo «El aborto: asesinato de inocentes».

El provocarlo directamente es un homicidio, porque el feto es un nuevo individuo plenamente capaz para lograr su desarrollo completo. La vida de una persona comienza con la concepción, por eso el aborto provocado es un crimen. El Concilio Vaticano II lo llama: «crimen abominable» (711).

Es un asesinato de lo más cruel y cobarde , pues el asesinado es un ser inocente e indefenso que no puede huir, ni siquiera gritar para protestar de la injusticia que se comete con él.

Las generaciones del futuro no comprenderán que en nuestro tiempo se permita a las madres que maten a sus hijos. Nos llamarán generación asesina .

Los abortistas se molestan si se les llama asesinos; pero, qué otro nombre podemos dar a los que han condenado a muerte a cuarenta millones de seres inocentes? Y añaden: La Iglesia es cruel, porque a los que cargan con el trauma de haber abortado, les añade el trauma de la excomunión .

Este razonamiento es absurdo. Sería como querer quitar la policía para no preocupar a los terroristas. Defender a los abortistas es como defender a los terroristas que matan, y despreocuparse de las víctimas. Permitir el aborto para evitar el peligro de las mujeres que abortan clandestinamente es lo mismo que permitir los asesinatos para no poner en peligro la vida de los asesinos.



El Dr. Jerónimo Lejeune , uno de los más brillantes investigadores franceses, Catedrático de Genética en la Universidad de la Sorbona de París, y Director del Centro Nacional de Investigación Científica, que cuenta en su haber profesional con los más importantes premios científicos , y es miembro de las Academias de Ciencia de Suecia, Inglaterra y Estados Unidos, dice: «Esta primera célula, resultado de la concepción, es ya un ser humano»(712).

Tiene los 46 cromosomas propios de la especie humana. En otra ocasión dijo: «Aceptar que después de la concepción un nuevo ser humano ha empezado a existir, no es ya cuestión de gusto o de opinión, sino una evidencia experimental» (713).

Sigue diciendo el Dr. Lejeune : Si el embrión no es desde el primer momento un miembro de nuestra especie, no llegaría a serlo nunca.

Decir que no es un hombre, es lo mismo que decían los nazis: "un prisionero no es un hombre" .

Lo mismo se decía en una de las conclusiones de la Conferencia Internacional sobre el Aborto, celebrada en Washington donde participaron expertos en varios campos de la Medicina .

Pero además el aborto es ilícito incluso en el caso de duda. Si me dan un paquete para que lo tire al mar diciéndome que es un gato muerto, pero yo sospecho que es un niño vivo, no puedo tirarlo al mar, antes de salir de la duda. Y si lo hago sin estar seguro de que no es un niño vivo, y resulta que lo es, soy responsable de un homicidio. Pues bien, en Teología se dice que hay un nuevo ser humano desde el primer momento de la concepción. Y los médicos confirman esta afirmación. El cigoto es vida humana desde el principio, aunque no es vida humana individual hasta el momento en que el blastocito se diferencia y se consolida en uno o más embriones , ha dicho Federico Mayor Zaragoza , Director del Centro de Biología Molecular.

«Desde el comienzo del proceso embrionario nos encontramos con una individualidad genética distinta y diferenciada de la de los padres» (714).

El código genético contiene las características humanas e individuales del nuevo ser. Todo lo que cada individuo humano posee de único, singular e irrepetible a lo largo de toda su historia, está ya presente en su código genético. La persona humana está en el embrión con todas sus potencialidades, que se irán desarrollando a lo largo de su existencia .



En 1976 el Dr. D. José Botella , Presidente de la Real Academia de Medicina y Catedrático de Ginecología en la Universidad Complutense de Madrid, en un artículo titulado «El derecho a nacer», publicado en el diario YA , dice que la individualidad humana depende del código genético, y este código genético queda constituido en el momento de la concepción, siendo propio del nuevo ser, distinto de los códigos paterno y materno. Es decir, que el nuevo ser es un individuo desde el momento de la concepción, y por lo tanto está amparado por los derechos humanos. Eliminarlo es eliminar a un hombre: un homicidio. Un hombre, que además del derecho que tiene a la vida, lleva en sí el derecho a vivir de toda una cadena de otros posibles seres humanos en el futuro, entre los que puede haber genios, artistas, sabios y santos.

Stephen W. Hawking el Einstein de nuestros días, a quien todos pudimos ver en televisión, paralítico en una silla de ruedas, teniendo que hablar por medio de un sintetizador sonoro, no hubiera nacido, si en 1942, algún listo abortista hubiera descubierto en los cromosomas de su embrión que iba a ser inválido .

El 15 de febrero de 1979 el periódico YA , publicó un documento del Colegio Oficial de Médicos, donde dice que: «Desde el punto de vista científico la vida comienza en el momento de la concepción» (715).

El Dr. José Antonio Abrisqueta, Jefe de la Unidad de Genética Humana del Centro de Investigaciones Biológicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, afirma: «Ningún científico dudaría en afirmar que la vida humana empieza en el momento de la concepción .

La biología contemporánea impone que el embrión humano es un individuo estrictamente determinado, con un potencial genético propio, desde el instante de la concepción».

«Ningún biólogo duda hoy en día que en el momento mismo de la reunión de los gametos, se ha engendrado ya no sólo una vida nueva e independiente, sino además una individualidad inédita» (716).

El profesor Herranz Catedrático de Histología y Embriología General de la Universidad de Navarra, ha dicho: «El embrión humano es un ser humano, tiene vida humana. Su DNA es el mismo que tendrá toda su vida» (717).

A su vez, el Dr. Severo Ochoa , Premio Nobel de Medicina de 1959, afirma que el hombre es lo que su clave genética determina. Y esta clase genética se establece desde el momento que se constituye el huevo (zigoto). Desde este momento este nuevo ser tiene sus derechos personales.

Jamás un anatómico o un fisiólogo considerará el feto como parte integrante de la madre, como puede serlo el apéndice o una verruga que se pueden extirpar a voluntad. La vida del feto no es la de la madre, sino la suya propia, y tiene derecho a que se respete como se debe respetar la vida de un adulto (718).