30,5. Una de las mejores devociones a la Santísima Virgen es el rezo del Santo Rosario . Si puedes rezarlo en una iglesia, mejor. Si no, rézalo en cualquier rato libre, o mientras te viene el sueño. Te aconsejo que hagas un esfuerzo por rezarlo, pues es un obsequio muy agradable a la Virgen, como ella misma lo ha dicho en Lourdes y Fátima. Y mejor todavía si lo rezas en familia. Es ésta una práctica muy cristiana. Procura introducir en tu casa esta costumbre, si no la tenéis ya; pues une mucho a la familia. Al final del libro, en los Apéndices, tienes el modo de rezarlo. Rezado en una iglesia o en común, tiene indulgencia plenaria.
Si rezarlo entero te resulta largo, reza un misterio cada día.
El rezar a la Virgen es una devoción muy bonita. María es la mujer más digna de amor que ha existido jamás. Es un amor que dignifica y engrandece. Su dulce recuerdo puede protegerte contra tentaciones que están en el extremo opuesto de la pureza. Otra recomendable devoción a la Virgen es el Santo Escapulario . Fue una revelación a San Simón Stock, General de los Carmelitas, en el siglo XIII. La Virgen le prometió que quien muera llevando el Escapulario del Carmen no se condenaría. Este escapulario debe ser impuesto por un sacerdote, y hay que rezar diariamente tres Avemarías.
El escapulario de tela puede ser sustituido por una medalla que lleve por un lado la imagen del Corazón de Jesús y por el otro una imagen de la Virgen . Así lo concedió el Papa.
30,6. Tener devoción a María es prenda de salvación. Todo el que rece diariamente en su honor tres Avemarías conseguirá una ayuda especial para tener una buena muerte, según revelación de Dios a Santa Matilde , y como lo demuestra una larga experiencia.
«Recuerden, pues, los fieles que la verdadera devoción a María no consiste ni en un afecto estéril y transitorio, ni en vana credulidad;
sino que procede de la fe verdadera por la que somos conducidos a conocer la excelencia de la Madre de Dios y somos excitados a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes» (295).
Sobre todo su amor a Cristo, su fe firme en la Anunciación, y su fidelidad hasta la cruz.
Los protestantes nos acusan a los católicos de que adoramos a la Virgen María , pero esto es una calumnia. Todos los católicos sabemos que la Virgen no es Dios. Y la adoración es exclusiva de Dios.
Nosotros no adoramos a la Virgen Santísima, sino que la honramos y veneramos porque es Madre de Dios. Por eso en el Avemaría decimos ruega por nosotros . En las letanías del Rosario, cuando nos dirigimos a Dios decimos ten misericordia de nosotros . En cambio, cuando nos dirigimos a la Virgen decimos ruega por nosotros . Acudimos a María para que Ella nos lleve a Dios.