Del libroPara Salvarte
Por: P. Jorge Loring |
10.- Nuestra alma inteligente es además espiritual e inmortal.
1. Se prueba que el alma es espiritual porque realiza actos intelectuales con los que capta lo que no impresiona a los sentidos 144, lo que no se ve ni se toca, lo que no tiene color, ni forma, ni peso; lo que no es material: el deber, la justicia, la nobleza, el honor, la virtud, el heroísmo. Los sentimientos de envidia, odio, venganza, avaricia, ambición, orgullo, son de carácter espiritual. Lo mismo que la amabilidad, generosidad, bondad, etc..
Los conceptos abstractos no están sujetos al tiempo y al espacio. Son de ayer y de hoy, de aquí y de allí. No como la flor que veo aquí y ahora. Ayer era capullo y mañana se secará. En cambio, los conceptos abstractos son invariables en el espacio y en el tiempo. El concepto de triangularidad se aplica exactamente igual a todos los triángulos posibles de todos los tiempos y de todas las formas: sean equiláteros, isósceles o escalenos.
Cuando yo digo «madre», «hijo», «hermano», además del proceso físico y fisiológico de ondas sonoras y nerviosas que llegan de mis cuerdas vocales a tu tímpano, y de tu oído al cerebro, hay algo muy distinto de la materia que sale de tu corazón y se traslada donde está tu madre, tu hijo o tu hermano. Decir «te amo» y «I love you» suenan de modo totalmente diferente. Sin embargo el español y el inglés entienden la misma idea. El proceso físico-biológico de ondas sonoras y sensitivas es distinto. Pero la idea que expresan es la misma. Lo que pertenece al orden material es distinto, pero la idea que se capta con el alma espiritual es la misma.El alma compara dos ideas y ve su conformidad o disconformidad.
Si yo escribo en una pizarra «el azúcar es rojo y el clavel es dulce», tú captas la desconexión de las ideas; pues lo rojo no es el azúcar sino el clavel, y lo dulce no es el clavel sino el azúcar.
Esto lo captas porque tienes una potencia espiritual que capta las ideas. El proceso físico-fisiológico de la pizarra a la retina y al cerebro es igual en los dos casos. Si alguien insulta a tu madre, te duele; pero si la frase va dirigida a un magnetófono, éste graba la frase pero no se ofende.
Una computadora puede hacer operaciones matemáticas. Pero solamente las operaciones para las que ha sido previamente programada.
Por otra parte la máquina es incapaz de sentir responsabilidad, pundonor, agradecimiento, amor, odio, miedo, tristeza, pena, vergüenza, remordimiento, arrepentimiento, etc. 145. Estos son sentimientos de rango espiritual superiores a lo meramente material 146.
«El espíritu existe en el hombre, porque la ciencia no puede explicar el raciocinio, ni tampoco el libre albedrío... El ser humano conoce, además de los objetos concretos, las nociones abstractas y universales, lo que solamente puede conseguirse con un imponderable principio espiritual» 147.
Un animal puede distinguir por los sentidos cosas concretas, por ejemplo, un triángulo equilátero de otro isósceles o escaleno. Pero nunca podrá captar la idea de «triangularidad» que es de orden espiritual.
Ahora bien, el efecto no puede ser de naturaleza superior a la causa que lo produce: un huevo de gallina no puede salir de un pino. Nadie da lo que no tiene. Si tú no tienes mil pesetas no puedes prestármelas. Si el alma es capaz de actos espirituales es porque es espiritual 148. Lo espiritual no puede salir de la materia. El alma espiritual es superior a la materia, no puede salir de la materia. La materia engendra sólo materia. El espíritu no está sujeto a las leyes de la materia. Un juicio, un raciocinio o un acto de voluntad no se pueden ver, oler o pesar.
2. El alma produce operaciones espirituales, luego es espiritual 149.
Es más, «el hombre puede conocer su propio potencial psíquico; puede darse cuenta de que piensa y de que sabe. La conciencia y el juicio no son un simple cambio de grado o calidad con respecto al instinto animal, sino un cambio absoluto de naturaleza y de estado» 150.
Los animales conocen; pero no saben que conocen. El hombre es el único que puede reflexionar y darse cuenta de que sabe 151.
«Sólo el hombre, entre todos los vivientes de la Tierra, conoce su propio conocer: sabe que sabe» 152.
Por eso, mejor que llamar al hombre «animal racional» como dijo Aristóteles, sería más exacto decir que «el hombre es un animal reflexivo». El hombre no es sólo un «ser que sabe» sino también un «ser que sabe que sabe». Lo que caracteriza al hombre es la conciencia reflexiva.
«El hombre es un ser que se pregunta por el último sentido de lo que hace y de lo que es. Ésta es una pregunta que no se hace el animal» 153.
El hombre es un ser que se plantea problemas. Por esto se distingue de los otros seres que componen el Universo.
Lo lógico del hombre es que se haga preguntas transcendentes: «Es irrenunciable que el hombre se pregunte sobre el origen del Universo... La negativa a razonar sobre este problema es irracional: contradice la propia esencia de la razón» 154.
«La materia inerte no se plantea ninguna cuestión sobre sí misma. La mesa es lo que es, sin inquietarse por lo que es, o lo que debe ser. El animal tampoco discurre. Vive, ejerce sus apetitos y sus instintos, pero sin reflexionar, sin interrogarse sobre ellos: sobre su objeto y sobre su valor.
El hombre, por el contrario, es capaz de reflexionar, de volver sobre sí y sobre sus actos. «En la interrogación y en la reflexión, nacen y maduran nuestras acciones auténticamente humanas» 155.
Le oí decir al Padre Pilón, S.I., en un Congreso de Parapsicología en Toledo el 28 de febrero de 1988, que la conciencia es totalmente distinta de las sensaciones propias del mundo animal. Estas sensaciones pueden medirse materialmente, pero no así la percepción de la conciencia.
A propósito de la diferencia entre el alma y el cuerpo le oí decir a Julián Marías en una conferencia que pronunció en el Colegio Oficial de Médicos en Madrid, estas ideas:
El cuerpo me dice qué soy, pero no quién soy. El quién es propio del alma. El cuerpo me dice que estoy hecho de carbono, oxígeno, nitrógeno, calcio, hierro, etc. Pero la personalidad, la simpatía, la cordialidad, la amabilidad, la sinceridad, el orgullo, la soberbia, la mentira, el odio, la venganza, son defectos y virtudes espirituales. Un chequeo médico descubre mi cuerpo enfermo: que soy diabético, que tengo colesterol, o que soy miope; pero al mismo tiempo mi espíritu, mi ánimo, mi alegría, mi optimismo pueden ser muy saludables. Aunque haya cierto influjo entre el cuerpo y el alma, evidentemente que el hombre no se reduce a lo que es su cuerpo, sino que es más importante quién es su persona: esto es algo que trasciende la materia.
Vivimos ajetreados. Queremos hacer muchas cosas y no tenemos tiempo para nada. Giramos en círculo y no avanzamos. Y es que no hay horizonte. Muchos ignoran el sentido de la vida. Ignoran el porqué y para qué de la vida. Sin embargo todo ser racional debería preguntarse; ¿Qué hago en la vida? ¿A dónde voy? ¿Qué hay después de esta vida? 156
Sólo quien tenga una respuesta clara puede vivir con optimismo. Esa idea clara, segura, optimista, sólo la proporciona la fe.
3. La espiritualidad del alma se prueba, además, porque el hombre es libre. Que el hombre tiene libertad es dogma de fe 157.
«Libertad significa autodeterminación. Ausencia de determinación tanto interna como externa 158.
Nuestra libertad podrá verse influenciada por diversas circunstancias externas o internas a nosotros mismos.
La Endocrinología estudia, por ejemplo, el influjo del tiroides en el psiquismo 159.
Pero siempre quedará en pie que, en condiciones normales, tenemos libertad. Y lo probamos con la propia experiencia.
Yo soy consciente de que tengo libertad para rascarme la nariz, o cualquiera de las dos orejas, indistintamente. En cambio, sé que no puedo detener libremente las palpitaciones de mi corazón.
Tampoco soy libre para dejar de tener hambre, si dejo de comer.
Es decir, nadie puede discutirme que soy libre para algunas cosas, aunque no para todo.
Y la prueba de que todos los hombres creemos en la libertad humana, es que nos indignamos ante ciertas acciones monstruosas que suponen libertad y responsabilidad: un hijo que apuñala a su madre para robarle. En cambio, si la acción se hace sin libertad (el que apuñala a su madre estaba loco) esto no provoca indignación, sino que da lástima.
Si el hombre no es libre, es tan impotente para modificar su conducta, como lo es para modificar la ruta del Sol. En este caso, no tienen sentido ni las sanciones ni las condecoraciones. Si las hay, es porque todo el mundo está de acuerdo en que el hombre es libre y responsable de algunos de sus actos.
Si el hombre tiene libertad es porque es algo más que materia. La materia no tiene libertad: obedece indefectiblemente a las leyes físicas. «Es materia, dice Weizsäcker, lo que se atiene a las leyes físicas» 160. La libertad humana trasciende las leyes físicas. Una máquina responde siempre de la misma manera a los mismos estímulos, en las mismas circunstancias. Si el motor de la moto no arranca, no es porque no quiera. Será que no tiene gasolina, o que no tiene la bujía en condiciones. Pero si no arranca, no la castigas; porque sabes que no tiene libertad. Buscas la causa y la remedias, porque sabes que si todo está es condiciones el motor arranca necesariamente. En cambio, el hombre puede obrar con libertad. Por eso al asesino se le mete en la cárcel; pero no se encarcela a una máquina que ha triturado a un hombre, pues no tiene responsabilidad.
4. Los animales tampoco tienen libertad 161. Sus movimientos espontáneos se deben a los impulsos de sus diversos instintos de conservación del individuo y de la especie: buscar alimento, defender su vida y reproducirse.
El hombre, al ser libre, puede escoger lo que quiera entre dos cosas. El animal, como no es libre, no puede escoger. Sigue necesariamente lo que más atrae su sensibilidad: el estímulo más fuerte de sus instintos. El hombre puede renunciar a su apetito. El animal no 162. El animal no puede subordinar lo placentero a lo honesto. El hombre, sí. El hombre puede oponerse a las inclinaciones de sus instintos para servir a un ideal 163.
«Dice un famoso texto de Scheler que el hombre es el único animal capaz de decir NO a la satisfacción de sus apetencias instintivas» 164.
No es lo mismo libertad que libertinaje.
La libertad es un bien.
El libertinaje, un mal.
La libertad se convierte en libertinaje cuando se olvida de los derechos de los demás.
La libertad personal debe estar siempre subordinada al bien común.
La libertad, lo mismo que el fuego o el agua, son buenos cuando están controlados. Pero cuando actúan sin control, lo devoran todo.
Eulogio López, en la revista Hispanidad de INTERNET 165, SEÑALA TRES NIVELES DEL MODERNISMO:
a) Lo que es real, debe ser legal: uniones de hecho, homosexualidad.
b) Lo que es legal es bueno: ABORTO, EUTANASIA.
c) Lo que no está en la ley, no existe: la justicia no lo puede perseguir: satanismo.
5. Pero además, la existencia del alma espiritual es algo que se percibe.Dice San Pablo: «Siento en mi cuerpo bajos instintos contrarios a mi espíritu. Me encuentro prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo. Por eso actúo no como yo quiero, sino según el pecado que llevo dentro. El bien que quiero hacer, no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago. Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro con lo malo en mis manos» 166.
Dice Ovidio: «Video meliora proboque, deteriora sequor»: Veo lo mejor y lo apruebo, pero hago lo peor 167.
«El hombre debe seguir la ley moral que le impulsa a hacer el bien y evitar el mal.
Esta ley resuena en su conciencia.
Pero herido en su naturaleza por el pecado original, está sujeto al error e inclinado al mal en el ejercicio de su libertad» 168.
Todos notamos en nuestro ser dos partes: una baja y otra alta; una que prefiere lo cómodo, y otra que prefiere lo heroico; una que se inclina al placer, y otra que frena ante lo que está prohibido; una que huye ante el dolor, y otra que se enfrenta con la misma muerte cuando lo exige el deber.
Ahora bien, el instinto de conservación es esencial a toda naturaleza.
La planta se agarra con sus raíces a la tierra; los animales se defienden como fieras.
En cambio, el hombre, cualquiera que sean su religión y sus ideas, estima que hay ocasiones en las que vale la pena dar la vida por otros valores no materiales. Y los que así lo hacen son llamados héroes.
Esto significa que el hombre es algo más que materia. Si el hombre fuera exclusivamente materia, el bien supremo del hombre sería la vida terrena, y vemos que no lo es 169.
La motivación del actuar es triple:
a) Por placer: propio de los animales que siguen sus instintos.
b) Por utilidad: propio de las personas inteligentes que no hacen cosas inútiles.
c) Por moralidad: propio de las personas virtuosas que procuran agradar a Dios 170.
Por otra parte, en el hombre tiene más importancia lo que pertenece al espíritu que lo que pertenece al cuerpo.
Una bofetada en público duele más por lo que tiene de humillación que por el dolor físico que produce.
El remordimiento de una mala acción se siente en el alma. El cuerpo puede quedarse satisfecho, y el alma no.
Si Dios es justo, no pueden estar igual el terrorista que ha puesto una bomba que sus víctimas inocentes.
Y sabemos que Dios es justo.
Pero vemos que en el mundo no hay justicia: muchos malos triunfan, y muchos buenos no reciben la recompensa de sus buenas obras. Luego tiene que haber después otra vida, donde Dios dé a cada uno el premio o el castigo que mereció 171. Es decir, que el alma tiene que sobrevivir al cuerpo.
Si el alma sobrevive al cuerpo, es porque no necesita del cuerpo para existir 172, es decir, porque es espiritual.
Se llama espiritual todo lo que no depende intrínsecamente de la materia para existir.
Todo lo que puede existir separado de la materia, como ocurre con el alma, es espiritual.
En 1972, el jesuita español, P. Oscar González de Quevedo, Profesor de Parapsicología en las facultades de Anchieta en San Paulo (Brasil) y en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, estuvo en España dando cursillos de Parapsicología. Dio conferencias y realizó pruebas en las que resulta clara la existencia del alma espiritual. Por eso en uno de sus libros hace esta afirmación: «Hoy no hay en ninguna parte del mundo un parapsicólogo materialista» 173.
Todos saben que tenemos alma espiritual.
La psiquiatra suiza, doctora Elizabeth Kübler-Ross, tanatóloga, es decir, especialista en el estudio de la muerte, que ha entrevistado a más de veinte mil moribundos, muchos de los cuales han sido reanimados después de una muerte clínica, afirma que la realidad de otra vida, después de la muerte, es algo absolutamente cierto 174.
Es curioso el libro del doctor norteamericano médico-psiquiatra Raymond A. Moody, titulado Vida después de la vida, donde recoge los relatos de un centenar de personas, que estuvieron clínicamente muertas, y después volvieron a la vida. Exponen unas interesantes experiencias en las que se vieron fuera de su cuerpo físico, hablando con seres queridos ya difuntos, y sobre todo, en contacto con un ser luminoso que les interroga amorosamente sobre su vida pasada. Uno de ellos termina diciendo: «Después de aquello ya no tengo dudas. Sé que hay vida después de la muerte». Expresiones similares se repiten frecuentemente en estos relatos 175.
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JOSÉ Mª. CIURANA: En busca de las verdades fundamentales, II, A, c. Ed.Bosch. Barcelona.regresar
RUDOLF LIEBIG: La otra revelación: la fe cristiana en diálogo con la Ciencia moderna, IV, 2, d. Ed. Sal Terrae. Santander. 1977regresar
Revista MUNDO CIENTÍFICO, 53(XII-1985)1.195regresar
Dr. ÁNGEL SANTOS RUIZ, Catedrático de Bioquímica en la Universidad de Madrid, Jefe del Departamento de Bioquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas: Vida y espíritu ante la Ciencia de hoy, XIV. Ed. Rialp. Madrid, 1970regresar
ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología de la salvación, 2ª, I, nº 129, 2. Ed. BAC. Madrid, 1965regresar
JOSÉ Mª. CIURANA: En busca de las verdades fundamentales, II,D,c,c´.Ed. Bosch.Barcelona.regresar
VENANCIO GARCÍA RODRÍGUEZ: Hombre, materia, evolución y vida, XXXIII, 4. Ed. Plaza y Janés. Barcelonaregresar
SANTIAGO LOREN: Del electrón a Dios, VI. Ed. Plaza y Janés. Barcelonaregresar
MANUEL CARREIRA, S.I.: El creyente ante la Ciencia, i,2 Ed. BAC. Madrid. 1982.regresar
JOSÉ SAYÉS: Dios existe, I, 1. Ed.EDAPOR.Madrid,1982.Este libro es muy bueno para razonar la fe en Dios, hoy muy necesaria para no caer en el fideísmo que es tan malo como el agnosticismo. Fe fideísta es la del que se entrega a un Dios de cuya existencia no le consta. Es un lanzarse al vacío. El fideísmo responde al agnosticismo que también ignora a Dios. Ambas posturas son signo de la enfermedad mental de nuestro tiempo: el escepticismo que profesa la imposibilidad de conocer la verdad.regresar
JUAN HUARTE: Evolución y problema religioso, pg. 314. Unión Editorial. Madrid, 1984regresar
ALBERT DOSIDEYNE: Dios, el Hombre y el Cosmos, I, 5. Ed. Guadarrama. Madridregresar
JUAN PABLO II: Encíclica Fe y Razón, nº1regresar
DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 815. Ed. Herder. Barcelonaregresar
JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Antropología y moral, III, 1,c. Ed. Palabra. Madrid. 1997.regresar
ALEJANDRO ROLDÁN, S.I.: El carácter, VIII, 1,b. Ed. Fe Católica. Madrid.regresar
JUAN LUIS RUIZ DE LA PEÑA: Teología de la creación, 2ª, IX, 1,1. Ed. Sal Terrae. Santander.regresar
Dr. BERMUDO MELÉNDEZ. Catedrático de Paleontología en la Universidad Complutense de Madrid: Las bases científicas del evolucionismo, pg. 90. Ed. A.D.U.E. Madrid, 1983.regresar
JOSÉ MIGUEL PERO-SANZ: Ateísmo, hoy, I, 2. Colección RTV, nº 9. 1975regresar
VICTOR MARCOZZI, S.I.: Los orígenes del hombre según la Ciencia, la Filosofía y la Religión, V, 7. Ed. Studium. Madridregresar
PEDRO LAÍN ENTRALGO: Alma, cuerpo, persona, 2ª, II.Ed.Galaxia Gutenberg.Barcelona.1995regresar
INTERNET: www.hispanidad.comregresar
SAN PABLO: Carta a los Romanos, 7:15-23regresar
OVIDIO: Metamorphosis, VII, 20sregresar
Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1713ssregresar
169 ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología de la Salvación, 2, I, 129, 2, b. Ed. BAC. Madrid.regresar
170 R. GARRIGOU-LAGRANGE: Dios, su existencia, III, 39. Ed. Palabra. Madrid.1976.regresar
171 JOSÉ Mª. CIURANA: En busca de las verdades fundamentales, II,C,c. Ed Bosch. Barcelona. regresar
172 ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología de la Salvación, 2, I, 128, 3, b. Ed. BAC. Madrid.regresar
173 OSCAR GONZÁLEZ DE QUEVEDO, S.I.: ¿Qué es la Parapsicología?, XIX. Ed. Columbia. Buenos Aires, 1971regresar
174 P. LINDE, S.I.: Fundamentos de la Religión, XX, 2. Ed. Fomento de Cultura. Valenciaregresar
175 RAYMOND A. MOODY: Vida después de la vida, 2, XVI. Ed. EDAF. Madrid, 1977r