66.5, 66.6—Cuarto mandamiento ; los hijos

Resultado de imagen para bendecir la mesa, rezar en el automóvil en los desplazamientos dominicales, etc. Hogar que reza unido, hogar que permanece unido .

66,5. Es, sobre todo, importante que los padres se preocupen de la instrucción religiosa de sus hijos. Si ellos no saben o no pueden hacerlo, tienen que buscar quien supla esta obligación; ya en la escuela, ya en la catequesis de la parroquia. Pero dice el Nuevo Código de Derecho Canónico «a los padres corresponde en primer lugar la educación cristiana de sus hijos» (635). Al niño pequeño hay que obligarle a ciertas cosas (urbanidad, higiene, etc.) aunque él no entienda su valor. Poco a poco irá captando su sentido y cuando sea mayor las realizará por propia convicción. Lo mismo hay que hacer en la educación religiosa.

Los domingos llévatelos de paseo o al campo; y a la vuelta haz una visita en alguna iglesia y enséñales desde pequeñitos dónde está el Señor, para que aprendan a pedirle cosas y a hablar con Él. Desde los primeros años conviene infundirles una vida de piedad. Esto es insustituible. Deberías tener la costumbre de rezar algo en común:

bendecir la mesa, rezar en el automóvil en los desplazamientos dominicales, etc. Hogar que reza unido, hogar que permanece unido .



66,6. Los hijos son el encanto de los hogares, la alegría y la ternura de los padres, los perpetuadores de su nombre, el estímulo de sus trabajos, el consuelo de sus sufrimientos y la esperanza de su vejez.

Los niños fortalecen el amor de sus padres. Las estadísticas internacionales demuestran que hay menos rompimientos en los matrimonios con hijos. Los hijos enriquecen el amor conyugal. Hacen superar el egoísmo. El amor del marido a la esposa puede tener un matiz egoísta por los placeres físicos que le proporciona y por los servicios que le presta. El hijo va a aumentar sus sacrificios, y sin embargo lo ama. Igualmente en ella, la maternidad despierta enormemente la capacidad de amor sacrificado.

Hogar donde abundan los niños es hogar feliz.

Los niños arman ruido; pero, qué triste es el silencio de un hogar sin niños! Qué sola es la vejez sin hijos! Los hijos son el más fuerte vínculo de unión entre los esposos. Llenan de ilusión la vida. A veces dan disgustos, pero su amor hace felices a los padres.

El futuro de la humanidad se fragua en la familia. Por consiguiente, es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia .

«Son bien conocidos los problemas que en nuestros días asedian al matrimonio y a la institución familiar. Por eso es necesario presentar con autenticidad el ideal de la familia cristiana basado en la unidad y fidelidad del matrimonio abierto a la fecundidad y guiado por el amor. Y, cómo no expresar vivo apoyo a los reiterados pronunciamientos del episcopado español en favor de la vida y sobre la ilicitud del aborto? Exhorto a todos a no desistir en la defensa de la dignidad de toda vida humana, en la indisolubilidad del matrimonio, en la fidelidad del amor conyugal, en la educación de los niños y jóvenes siguiendo los principios cristianos, frente a ideologías ciegas que niegan la trascendencia, y a las que la historia reciente ha descalificado al mostrar su verdadero rostro», así hablaba el Papa Juan Pablo II en Junio de 1993 en la homilía de la misa de la canonización en Madrid de San Enrique de Ossó.

La familia es la base de la sociedad, por eso Pío XII dijo el 9 de mayo de 1957: «La sociedad es para la familia, y no la familia para la sociedad». La familia es la institución natural establecida universalmente en el tiempo y en el espacio. Donde tiene origen la vida humana, el recinto de la educación y el vínculo de la transmisión normativa. Pero para que esta transmisión sea eficaz la normativa moral y religiosa debe hacerse con convicción, con motivación y con el ejemplo.

No puede haber contradicción entre lo que se dice y lo que se hace.


Se educa más con lo que se hace que con lo que se dice. En la familia todo educa o deseduca. La familia es el clima ideal para la educación de un niño.

La familia tiene un valor insustituible para los hijos. Un hijo sin familia queda traumatizado.

Las estadísticas de delincuentes juveniles y de anormalidades psíquicas hablan bien claro. Según Katherin Kasun, Presidenta de «Family campaign Fundation» de Suecia, en un país donde el Estado ha sustituido en gran parte a la familia en la educación de los hijos, de cada cuatro niños, uno necesita un psiquiatra, y el número de suicidios en menores de 16 años ha sido de 130 al año, y va en aumento (636).

Una sociedad que destruye la familia se suicida . El mayor tesoro de una nación son los niños. El futuro depende más de los niños que de las carreteras. Los niños necesitan un hogar. La guardería no puede suplir el hogar. Los psiquiatras hablan de los traumas psíquicos de los niños que no han conocido el cariño y el calor de un hogar .