51-52 -LA SAGRADA COMUNIÓN



51.-LA SAGRADA COMUNIÓN ES EL ACTO DE RECIBIR A JESUCRISTO, CON SU CUERPO, SU SANGRE, SU ALMA Y SU DIVINIDAD, BAJO LAS APARIENCIAS DE PAN Y VINO.
51,1. Hay obligación bajo pecado grave, de comulgar una vez al año, y en peligro de muerte.

Dice el Código de Derecho Canónico: En peligro de muerte, cualquiera que sea la causa de donde ésta proceda, obliga a los fieles el precepto de recibir la Sagrada comunión por Viático .

La obligación de comulgar, que antes era por Pascua Florida, el Nuevo Código de Derecho Canónico, lo expresa así en el canon 920:

Todo fiel, después de la Primera Comunión, está obligado a comulgar por lo menos una vez al año.

Este precepto debe cumplirse durante el Tiempo Pascual, a no ser que por causa justa se cumpla en otro tiempo dentro del año . Este Tiempo Pascual comienza en el Triduo Pascual, el Jueves Santo, y termina con el domingo de Pentecostés. En España desde 1526 el Cumplimiento Pascual puede cumplirse desde el Miércoles de Ceniza hasta el domingo de la Santísima Trinidad .

Para un cristiano, comulgar una vez al año es lo mínimo . La Iglesia desea que los cristianos comulguen más a menudo, como lo expresa en el nuevo canon 898: Tributen los fieles la máxima veneración a la Santísima Eucaristía, tomando parte activa en la celebración del sacrificio augustísimo, recibiendo este sacramento frecuentemente.

La comunión frecuente puede ser mensual, semanal y mejor aún diaria.



La mejor devoción que podemos tener es la comunión diaria en la Santa Misa .

Comulgar es el acto más sublime que podemos hacer en la vida, pues es recibir a Dios en nuestro corazón. Jesucristo , que por ser Dios es infinitamente sabio y poderoso, no pudo dejarnos cosa mejor. Aunque no se puede ni comparar, podemos decir que con una comunión ganamos más que si nos toca la lotería. No es exageración. Es una realidad. Y si lo dudamos, es que no tenemos fe.

Si comulgáramos más, estaríamos acumulando un capitalazo para la eternidad. Sin embargo, una pereza increíble nos hace desaprovechar lo más grande y fácil que se nos puede presentar en la vida.

Pero sobre todo, comulgando damos gusto a Jesucristo . Para eso se ha quedado en la Eucaristía.

A Jesucristo no le bastó hacerse hombre y morir por los hombres. Quiso quedarse para siempre entre nosotros en la Eucaristía, y hacerse pan para unirse a nosotros en la Sagrada Comunión. Por amor a Él comulga lo más a menudo que puedas. Dice Cristo que quien comulga, vivirá eternamente .

Pero además, la comunión nos es necesaria porque es el alimento del alma que la robustece para la lucha de la vida. Quien no comulga tiene el alma débil, y fácilmente cae en el pecado. Quien comulga a menudo fortifica el alma y encuentra más fácil la victoria contra el pecado.

La comunión es el mejor medio de vencer las tentaciones porque debilita nuestras malas inclinaciones, aumenta la gracia santificante y nos preserva del pecado mortal .

Si alguna vez no puedes comulgar sacramentalmente, porque no estás en condiciones, haz al menos una comunión espiritual. La fórmula de la comunión espiritual la tienes en los Apéndices.

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51,2. Antes de comulgar, debemos prepararnos con reverencia, pensando que el que viene a nosotros -pobres pecadores- es nada menos que Jesucristo , Dios, infinitamente poderoso, Creador del Universo; pero que nos ama tanto, que se ha querido quedar con nosotros en el sagrario para que podamos recibirle.

Al comulgar nos empapamos de Cristo como una esponja se empapa de agua . Es más, al comer el Cuerpo de Cristo, el alimento espiritual nos transforma a nosotros, y no nosotros al alimento: como cuando comemos comida material. La idea es de Santo Tomás (563).

Sería un error privarse de la comunión por un sentimiento exagerado de indignidad propia. Para comulgar fructíferamente basta estar en gracia de Dios. No es necesario ser santo, sino que comulgamos frecuentemente para poder serlo.

Lo mejor es comulgar en medio de la Misa, pero si no puedes oír Misa, al menos comulga.

Los sacerdotes tienen obligación de darla a cualquier hora a todos los fieles que la pidan razonablemente.

Cuando vayas a comulgar, acércate al comulgatorio con los brazos cruzados en actitud respetuosa.

Cuando el sacerdote vaya a darte la Sagrada Forma, te dirá: "El Cuerpo de Cristo". Tú le respondes: "Amén", y levantas la cabeza, la echas un poco hacia atrás, abres suficientemente la boca y sacas un poco la lengua por encima del labio inferior para que te deposite en ella a Nuestro Señor. Es dificilísimo dar la comunión a personas que tienen su cabeza inclinada hacia delante, la boca poco abierta y sin sacar la lengua. Hay peligro de que se caiga la Sagrada Forma.

Después, retírate a tu puesto. Para tragar con facilidad la Sagrada Forma, deja que se humedezca un poco con la saliva. Si se pega al paladar, despréndela con la lengua.

También puedes recibir la Sagrada Forma en la mano, poniendo la mano izquierda como bandeja y tomando la Sagrada Forma con la derecha.


Después de comulgar debemos darle gracias durante un ratito por beneficio tan grande, y pedirle por todas nuestras necesidades.

Háblale como a un amigo; pídele por tu familia, para que todos tengan salud y trabajo, y para que sean buenos y se salven; pídele por tus amigos, conocidos y compañeros de trabajo; por tu Patria, el Papa, la Iglesia y los grandes problemas de la Humanidad; y rézale las oraciones que para después de comulgar te pongo en el Apéndice.

Cuando se deshace la Sagrada Forma, Jesucristo ya no está corporalmente , pero queda en el alma la gracia
santificante, que no se va hasta que se comete un pecado grave. El pecado grave destruye la gracia santificante.

52.- PARA COMULGAR ES NECESARIO ESTAR EN GRACIA DE DIOS Y HABER GUARDADO EL AYUNO EUCARISTICO

52,1. El ayuno eucarístico , hoy día, se ha reducido a una hora para sólidos y líquidos (incluso bebidas alcohólicas). Este mismo margen hay que dejar para las comuniones de media noche (Misa de Nochebuena).

La hora se entiende aproximadamente. Si faltan cinco o diez minutos, no importa.

El agua y las medicinas no rompen el ayuno. No importa haberlas tomado incluso un momento antes de comulgar.

El ayuno eucarístico queda suprimido para los enfermos, aunque no guarden cama, para los fieles de edad avanzada, y para las personas que cuidan enfermos y ancianos o familiares de éstos que desean recibir con ellos la Sagrada Eucaristía A los enfermos se les puede llevar la comunión a cualquier hora del día o de la noche . Y a juicio del Obispo, pueden recibir la comunión bajo la sola especie de vino, si les cuesta tragar.

Normalmente se suele recibir la comunión una vez al día. Pero se puede comulgar de nuevo, por segunda vez, cualquier día con tal de que sea oyendo misa entera . También pueden comulgar por segunda vez en el día los que acompañan al que recibe el viático .

Se puede comulgar sin haber guardado ayuno eucarístico, en peligro de muerte y para evitar una irreverencia al Santísimo Sacramento, por ejemplo, en un incendio, en una inundación, en una persecución religiosa, etc. En estos casos, si no hay sacerdote, podrá administrar la comunión, a otros y a sí mismo, cualquier seglar que esté en estado de gracia. Si uno no está en gracia, que haga un acto de contrición.

52,2. Además del ayuno, para comulgar hay que estar en gracia de Dios.

Cuando tenemos la desgracia de cometer un pecado grave, ya no estamos en gracia de Dios; por lo tanto, así no podemos comulgar; y si comulgamos sabiendo que estamos en pecado grave, cometemos un pecado tremendo que se llama sacrilegio . Dice San Pablo que quien comulga indignamente "se traga su propia condenación" (564). Aunque con un acto de contrición perfecta -como luego diremos- se perdonan los pecados, con todo, quien tiene conciencia de estar en pecado grave no puede comulgar sin antes confesarse, a no ser por causa grave . Así lo manda la Santa Iglesia, en el Código de Derecho Canónico .

Causa grave es aquella necesidad moral que, si no se atiende, nos produce un grave perjuicio; como sería el que los demás adviertan que estamos en pecado mortal. Por eso, si después de acercarte a comulgar te das cuenta que estás en pecado grave, no es necesario que retrocedas: puedes comulgar haciendo antes un acto de contrición, con propósito de confesarte después . Si tienes duda de estar en gracia, puedes comulgar haciendo antes un acto de contrición . Como te explico en el n 84 , puedes hacer un acto de contrición en tres palabras: Dios mío, perdóname.

Juan Pablo II afirmó que la confesión es imprescindible para quien tiene conciencia de pecado grave y quiere acercarse a la comunión. El Papa dijo que la preparación penitencial del comienzo de la Santa Misa no es suficiente para que pueda comulgar el que tenga conciencia de pecado grave.

No es necesario confesarse cada vez que uno comulga, a no ser que se tenga sobre la conciencia algún pecado grave. Dijo Juan Pablo II el 30 de enero de 1981: "está y estará vigente siempre en la Iglesia la norma, establecida por San Pablo y por el mismo Concilio de Trento, por la cual a la digna recepción de la Eucaristía se debe anteponer la confesión de los pecados, cuando uno es consciente de pecado grave"(565).Los que creen estar en gracia de Dios, pueden acercarse a comulgar sin confesarse previamente. Sin embargo, es muy recomendable hacer siempre un acto de contrición perfecta antes de acercarse a comulgar. Sobre el acto de contrición te hablo en los núms. 80-84.