67,7- 67.8--Transfusiones de sangre y suicidio


67,7. Los Testigos de Jehová prohíben las transfusiones de sangre, diciendo que están prohibidas por la Biblia; y son capaces de dejar morir a una persona antes de facilitarle esta ayuda.

En primer lugar hay que decir que esto es falso. En ningún lugar de la Biblia se habla de las transfusiones de sangre. La Biblia no puede prohibir una cosa que se desconocía en su tiempo. Lo que la Biblia prohíbe es comer sangre de animales, por estar relacionada con la idolatría que ellos veían en otros pueblos que sacrificaban animales a los ídolos. También la Biblia prohíbe comer sebo (739).

Y a esto no hacen caso.

Pero además Cristo abolió algunas prácticas del Antiguo Testamento e instauró el Nuevo (740).

Muchas de las leyes del Antiguo Testamento no rigen en el Nuevo (circuncisión, peregrinar a Jerusalén, pena de muerte para los adúlteros, etc.). Esta prohibición de no tomar sangre se mantuvo al principio por consideración a los cristianos procedentes del judaísmo, apegados a sus costumbres, que tenían reparo en participar en comidas que habían estado prohibidas para ellos durante toda su vida, y no se les debía escandalizar. El tránsito del Antiguo al Nuevo Testamento, necesitaba su tiempo para que aquellos judíos se desprendieran de sus viejas costumbres; pero pronto se permitió a los cristianos tomar toda clase de alimentos, como dice San Pablo: «Ni porque comamos ni porque no comamos mereceremos o desmereceremos; pero si lo que yo como escandaliza a mi hermano, no comeré» (741).

Pero después dice que se puede comer de todo (742).

El abstenerse de comer sangre fue una norma transitoria, circunstancial y disciplinar que cayó en desuso al desaparecer las comunidades palestinenses judeo-cristianas con la guerra del 70 (743).

Por eso no vuelve a mencionarse ni en San Pablo ni en los Padres Apostólicos. En cambio la prohibición de la fornicación se repite con frecuencia en San Pablo y en los Padres Apostólicos.

Por otra parte, ya lo dijo San Mateo: «Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale del corazón» (744).

En cambio lo que dice la Biblia con toda claridad es que debemos dar la vida por los hermanos , pues ésta es la mejor manera de mostrarles nuestro amor a ellos . Pues, si debemos estar dispuestos a dar la vida por nuestros hermanos; cuánto más un poco de sangre, que recuperamos con facilidad, y que puede salvar la vida de un hermano! Luego, las transfusiones de sangre no sólo no están contra la Biblia, sino que están muy de acuerdo con ella, ya que nos manda sacrificarnos por nuestros hermanos. El que se oponga a las transfusiones de sangre, está muy lejos de conocer la Biblia y el mensaje de amor que ella encierra en bien de todos.



67,8. Es, además, un pecado contra este mandamiento el suicidio, es decir, quitarse a sí mismo la vida deliberadamente y por propia iniciativa .

El suicidio es pecado grave porque la vida no nos pertenece a nosotros, sino a Dios, que nos la ha entregado en usufructo (745).

No puedo quemar la casa en que vivo porque no es mía: la tengo sólo arrendada. Acaso me he dado yo la vida para considerarla como mía? Pero generalmente el suicida lo hace en un momento de arrebato o desesperación. Y esto es un atenuante.

Las situaciones difíciles se superan pidiendo a Dios que nos libre de ellas o nos dé fuerzas para sobrellevarlas. Pero el suicidio no arregla nada: lo estropea del todo y para siempre. Por eso sólo la locura o la irreligión pueden llevar al suicidio.

«El suicidio lo cometen frecuentemente personas que por enfermedad, o por otras causas, no son totalmente dueñas de sí mismas. De ordinario es difícil medir el grado de responsabilidad y de culpabilidad que contraen». Trastornos psíquicos graves pueden disminuir la responsabilidad del suicida .

«La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida».

No es suicidarse el perder la vida en un acto de servicio o de caridad , como al salvar a un náufrago. Aunque uno sepa, al tirarse al agua, que es posible pierda la vida. Esto no es suicidarse, pues no se busca la muerte directamente, sino que se pierde la vida al querer salvar a otro.