7.1-El hombre se diferencia del animal en que tiene un alma inteligente.



7,1.- Dice el Concilio Vaticano I: «Desde el principio del tiempo creó Dios de la nada la criatura espiritual y corporal, esto es, la angélica y la mundana, y luego la humana constituida de espíritu y cuerpo» (201).

El alma humana fue creada por Dios directamente de la nada . El hombre vive por su alma . El alma vivifica al cuerpo. El alma es la fuente de la vida del hombre .

El alma es el principio vital del hombre . Esto pertenece al depósito de la fe. Ha sido definido expresamente por la Iglesia (202). La existencia del alma es una cosa tan clara que no se puede dudar de ella en sana Filosofía. Cada vez es mayor el número de científicos que, en el tratamiento de la realidad existencial del alma humana, se alejan del dogma materialista que prohíbe terminantemente el hablar siquiera de ella, bajo el pretexto de que está demostrado «científicamente» su no existencia .

«El alma es la parte espiritual del hombre que sobrevive al cuerpo, y es la sede de las operaciones espirituales como, por ejemplo, el raciocinio.

El alma es parte de un todo que muestra su composición dual por la diversidad de funciones con mutuas influencias, pero con resultados inconfundibles y propios de cada parte (...). Es una realidad no material responsable de la actividad consciente y libre del hombre» (203).

Karl Popper , una de las primeras figuras de la moderna Filosofía de la Ciencia, que estuvo enrolado en movimientos marxistas hasta que llegó al convencimiento de que el marxismo era una doctrina pseudocientífica y antihumana, afirma que el lenguaje humano implica una capacidad de razonar que debe ser considerada superior al conocimiento de los animales.

Y John Eccles , Premio Nobel de Neurofisiología, por sus investigaciones acerca del cerebro, comparte con Popper el rechazo del materialismo y admite la existencia en el hombre de un alma espiritual .

«Personalmente me veo forzado a creer que existe algo que podríamos llamar el origen sobrenatural de mi irrepetible autoconsciente, o de mi irrepetible individualidad o alma» (204). «Tenemos que reconocer que el Yo es el efecto de una creación sobrenatural, de eso que en el sentido religioso se llama alma» (205)


El alma es la «forma», la estructura óntica del hombre. Aquello que le hace ser, precisamente, hombre. Es algo real; es decir, como indica la definición de real: existencia efectiva y verdadera . Llamamos alma al principio vital. Por eso, en absoluto, se podría hablar de alma vegetativa en las plantas, de alma sensitiva en los animales y de alma racional en el hombre. Pero la costumbre ha reducido el nombre de alma al principio vital del hombre, que es intelectual, espiritual e inmortal.

El concepto de alma es irrenunciable para toda antropología humanista desde el momento en que se convenga en designar con dicho concepto la diferencia cualitativa, entitativa, que destaca al hombre de cualquier otra realidad mundana.

Yo me siento la misma persona que cuando era niño. Sin embargo la mayor parte de los elementos materiales de mi cuerpo han variado y se han transformado. Pero hay algo en mí que da continuidad a mi ser. Es el alma que da conciencia de mi yo por la cual pienso y quiero con libre albedrío.

«Parece que algunos no se atreven ya a hablar del alma. Algunos sacerdotes evitan la respetable fórmula del catecismo como si nos encontráramos ante un elemento de la filosofía griega, extraño a la revelación; ante una descomposición de la realidad humana, de hecho indivisible...

Evidentemente toda una parte de la enseñanza de la Iglesia se encuentra de este modo comprometida, y se desvanecen varios aspectos esenciales de la fe a falta de la idea de alma que les daba consistencia y expresión... La existencia del alma, principio espiritual, inaccesible a toda corrupción, forma parte de la doctrina de la fe» (206).

Dice el teólogo alemán Ratzinger , Prefecto de la Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe: «Me parece que ya es tiempo de llegar a una rehabilitación en la teología de los tabuizados conceptos de "inmortalidad" y "alma". Ciertamente no están faltos de problemática..., pero arrojarlos a la vía, es ingenuo» (207).

Como dice Malebranche el hombre tiene un cuerpo, pero no es un cuerpo . El sujeto que posee es diferente a la cosa poseída . El hombre es algo más que su cuerpo. Es el espíritu el que nos hace personas. Sin él no seríamos más que materia. Seríamos puros animales .

Uno de los hombres más eminentes de la ciencia británica contemporánea es Sir Francis Walshe, dice: Creo que tenemos que volver al antiguo concepto de alma espiritual: esa parte integral de la naturaleza del hombre que es algo inmaterial, incorpóreo, sin la cual no se es persona humana . Y C. S. Lewis , Profesor de la Universidad de Oxford, dice: «La naturaleza es absolutamente incapaz de producir el pensamiento... Ese elemento sobrenatural en el hombre, demuestra que existe algo más por encima y más allá de la naturaleza» (208). El neurólogo australiano John C. Eccles, Premio Nobel, dice: «Los fenómenos mentales trascienden claramente los fenómenos de la Fisiología y la Bioquímica» (209).

El 17 de mayo de 1979, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó una carta en la que se reafirman datos esenciales de la fe católica sobre el más allá. El Papa Juan Pablo II aprobó previamente el texto de la carta que tiene así el valor de magisterio auténtico papal. Allí se dice textualmente: La Iglesia afirma que un elemento espiritual sobrevive después de la muerte. Un elemento dotado de conciencia y voluntad, de suerte que el mismo "ser humano" subsiste. Para designar este elemento la Iglesia usa la palabra "alma", término usado en el lenguaje de la Biblia y la Tradición. Y aunque este vocablo tiene varios significados en la Biblia, la Iglesia piensa que no hay razones válidas para prescindir de esta palabra. Por otra parte, la Iglesia considera que es absolutamente indispensable el uso de alguna palabra para transmitir el dato de la fe de una supervivencia entre la muerte y la resurrección final . G. Deutzenberg ha demostrado que la palabra griega «psigé» tiene que ser traducida por «alma», y no por «vida» (210).

Finalmente dice San Pablo que el hombre está compuesto de cuerpo y alma (211).

7,2.- El alma no se ve . Pero hay cosas que existen aunque no se vean ni se sientan, como la presión atmosférica. El alma no se ve porque es espíritu, y no todo se ve con los ojos de la cara. Tampoco se ve el espacio y el tiempo, sino que sólo se pueden ver las cosas que ocupan el espacio, y las cosas que cambian con el tiempo. Pero podemos conocer la existencia del alma por sus actos. Para saber si por un cable pasa la corriente eléctrica, intercalas una bombilla. Si se enciende, entonces conoces, por los efectos luminosos, la existencia de la corriente; pero tú no has visto la corriente. Si detrás de una tapia ves una columna de humo, sabes que allí hay fuego; tú no ves el fuego, pero lo conoces por su efecto: el humo. Al ver un río pienso en la existencia de un manantial sin verlo. Rutherford y Bohr conocieron el átomo sin verlo, por los datos obtenidos.

La existencia del alma la conocemos por sus efectos . El alma humana es la base de la vida y de la inteligencia. Si no tuviéramos alma inteligente, no habría cultura, ni ciencia, ni artes, ni técnica, ni aviones, ni ferrocarriles, ni radio, ni televisión, etc.

El alma es lo que más vale de la persona humana. El valor material del cuerpo humano no llega a veinticinco ptas. (212).



7,3.- El alma, para pensar , se sirve del cerebro como de un instrumento ; pero el cerebro sin alma que lo vivifique, no hace nada; está muerto. Es una bombilla sin corriente. Si el cerebro piensa, es por el alma. La diferencia entre el cerebro de un muerto y el de un vivo es que uno tiene alma y el otro no .

El cerebro es condición para el raciocinio. La condición es necesaria, aunque no sea causa. Como la ventana es condición necesaria para que la luz del Sol entre en la habitación. Pero la causa de la luz no es la ventana sino el Sol. La causa del raciocinio es el alma. El cerebro es tan sólo la condición, el instrumento.

El cuadro de las lanzas de Velázquez no se debe al pincel. Se debe al artista, al pintor, a Velázquez . Es verdad que Velázquez con una escoba no lo hubiera pintado. Velázquez necesitó el instrumento del pincel. Pero el autor del cuadro no es el pincel, sino el artista. El cerebro es instrumento del alma. Por eso el cerebro para pensar necesita del artista, el alma. Y si el cerebro está lesionado, el alma no funciona bien. El alma y el cerebro se influyen mutuamente .

Wilder Penfield de la Universidad de Montreal, que se dedicó toda su vida, como neurólogo y neurocirujano, al estudio de la persona y del cerebro humano , dice: «El cerebro se parece mucho a un ordenador. Sin embargo, la mente, el espíritu, es algo independiente del cerebro. La mente no es un producto del cerebro. La mente no es algo físico. Depende del cerebro pero no es el cerebro, no es algo fisiológico. Ningún científico ha logrado demostrar que la mente tiene explicación material» (213).

El espíritu, inteligencia o mente, no es una producción material. Si es cierto que el cerebro puede ser comparado a una máquina provista de todos los dispositivos electrónicos más perfectos y los conmutadores mejor ajustados, es necesario, sin embargo, que le añadamos un operador: el alma .

En la corteza cerebral hay treinta mil millones de células nerviosas . Querer comprender la mente humana estudiando sólo el cerebro, es como pretender entender un programa de televisión estudiando sólo los transistores y los circuitos integrados del interior del televisor. El programa de televisión supone muchas horas de pensar de técnicos, programadores, realizadores, etc.

Una computadora electrónica puede diagnosticar una enfermedad e incluso programar un tratamiento, pero no puede captar factores psicológicos del enfermo, como el temor, la ansiedad, la frustración, etc., que el médico puede captar y tener en cuenta. El ordenador no siente cariño, ni alegría, ni remordimientos. El ordenador archiva datos, pero no tiene conciencia ni iniciativa. Un magnetófono graba lo que se le dice, pero es indiferente a lo que se le diga. Lo mismo se queda si se le cuenta un chiste que si se le insulta. La persona humana, no.

Los procesos psíquicos no poseen ninguna de las propiedades que observamos en la materia... Por otra parte, la materia no presenta ninguna de las propiedades de lo psíquico... El hombre aúna ambas clases de procesos: su cuerpo se compone de materia, y su vivencia consciente es de naturaleza inmaterial, psíquica .

El célebre investigador cerebral del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, el Dr. Rodríguez Delgado , Director del Centro de Estudios Neurobiológicos, Académico de la Real Academia de Doctores, dijo por Radio Nacional de España, el lunes 12 de marzo de 1984, a las 11:30 de la mañana, entrevistado por Silvia Arlet , que el cerebro y el alma son dos cosas distintas. El cerebro se palpa, se pesa, se mide; y el alma no. Hay que distinguir entre las funciones cerebrales y el cerebro. La memoria, -dijo el Dr. Rodríguez Delgado - está en el cerebro pero no es el cerebro. El cerebro y el alma son cosas distintas , dijo este eminente investigador del cerebro.

La mente ostenta unas propiedades y unas facultades funcionales que rebasan lo puramente biológico y fisiológico, y con mayor razón lo físico . Reducir el pensamiento al cerebro material es como en un cuadro de Goya examinar el lienzo y los colores yuxtapuestos, pero desconocer el arte, que es de orden espiritual. Lo mismo que un libro es algo más que papel y tinta. Lo importante son las ideas que transmite. Y esto es espiritual.

Recientemente se ha descubierto la antimateria, pero ésta no debe confundirse con el espíritu. La antimateria es materia de signo contrario: electrón positivo y protón negativo. Los actos espirituales están en otro plano.